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  16 de Marzo de 2015

¿Vale la pena importar una Rickenbacker 325c64?

Hombre, vaya pregunta. Pudiendo hacerlo y siendo seguidor de la marca, claro que vale la pena. Como sabéis, la Rickenbacker 325c64 es exactamente la misma guitarra que Francis Hall regaló a John Lennon en 1964 (mismo diseño, misma construcción, mismas pastillas, mismos detalles e incluso mismos planos y utillajes de fábrica) salvo por un detalle: que se fabrica ahora mismo, en 2015, generalmente previo encargo. Tener una hermana gemela de la 325 que Lennon usó con Los Beatles desde 1964 a 1966 es toda una sensación, difícil de explicar. Lo malo es que es una guitarra de localización complicada y de precio muy elevado, porque todas se hacen casi a mano y, claro, se siguen haciendo en Estados Unidos. Tratar de comprar una en Europa es casi imposible y, si se consigue, el sobrecoste suele ser alto.

A eso nos referísmos con lo de merecer o no la pena, al resultado económico. ¿Es más barato importar legalmente una Rickenbacker 325c64 (o cualquier otra) que comprarla (si la encontramos) en una tienda española, inglesa o alemana? Vamos a tratar de responder a esta pregunta. Veamos, en Thomann, la conocida tienda alemana de instrumentos, ofrecen la 325c64 por 3500 euros, aunque bajo pedido, porque no la tienen en existencias. Así que tomaremos ese precio como referencia de lo que cuesta este modelo de Rickenbacker vendido en una tienda europea, suponiendo siempre que podamos encontrar una. Como os decíamos más arriba, es muy, muy difícil hacerse con una 325c64 en la Unión Europea. Y esto tiene que ver con la confusa política de distribuidores que sigue la casa Rickenbacker. Hace unos años, cuando hablamos con John Hall -el dueño- nos confesó que tenía en mente un almacén central de distribución para toda Europa, con base en Alemania. Hoy, en 2015, ese almacén no existe como tal (Thomann mantiene un gran catálogo de Rickenbackers, pero es una tienda, no es un distribuidor). En España, la situación tampoco ha mejorado, más bien todo lo contrario. Hasta hace poco, Enrique Keller era la compañía que representaba a Rickenbacker en España. Ahora, ni eso: la relación comercial parece rota y Keller ya no las ofrece.

Visto lo anterior, la opción lógica es acudir al mercado de Estados Unidos, al menos si buscas un modelo concreto de Rickenbacker que no sea ni la 330 ni la 360, las más fáciles de localizar en el Viejo Continente. Pero no es tan sencillo. El señor Hall tiene expresamente prohibido a cualquier tienda estadounidense que venda sus guitarras a clientes europeos. ¿El motivo? Que, según su opinión, en Europa hay distribuidores de la marca y, en teoría, se podría comprar cualquier modelo a través de ellos. Esto, ya lo hemos visto, no es así, no es real. Es un círculo vicioso que lleva al cliente a un callejón sin salida... salvo si le ayudan un poquito desde el otro lado del Atlántico.

¿En qué consiste esta ayuda? Pues en dar con una tienda de Estados Unidos que se salte la prohibición de John Hall. Las tiendas de instrumentos de allí son conscientes de la situación del cliente europeo, al que, hasta hace poco, favorecía además el cambio de divisas. Algunas (no todas, ni mucho menos), acceden a vender o a encargar, por orden de un comprador de Europa, los modelos más exclusivos de Rickenbacker, siempre que se garantice que Hall no llegará a enterarse de esa venta. Si llegara a hacerlo, la tienda nunca más volvería a vender su marca de guitarras. Es así de serio. Si hay acuerdo entre las partes, el cliente obtiene el precio de su modelo (en Estados Unidos, una 325c64 cuesta unos 2500 dólares, más otros 200 de gastos de envío), deposita un adelanto de un 20% y espera entre siete meses y año y medio a que la fábrica de Santa Ana (California) decida producir una breve serie de su Rickenbacker. Hay que ser paciente.

Cuando la tienda recibe por fin la Rickenbacker 325c64, termina el camino para ellos y empieza el trabajo para el comprador, que se va a convertir en un importador. Una vez pagada la guitarra en su totalidad, la tienda la envía a Europa por una empresa de mensajería como UPS o DHL. Si el destino es España, la guitarra irá a Aduanas en cuanto el paquete esté en territorio nacional. Allí, la propia mensajeria tramita la documentación (cobrando, claro) y un agente de aduanas se encarga de determinar las cantidades que el importador debe a la Agencia Tributaria, tanto por el Arancel Comunitario (en este caso, un 3% del valor de la guitarra) como por el IVA (un 21% del mismo importe). Este pago final de tramitación e impuestos encarece en unos 550 euros el precio pagado a la tienda de Estados Unidos, con lo que, al cambio de divisa de hoy mismo, el precio final de una 325c64 se pone en unos 2900 euros. Tened en cuenta que, hace unos meses, cuando el euro se imponía más claramente al dolar, este importe era inferior. ¿Recordáis el precio por el que las vende Thomann? Hay una diferencia de 600 euros Y hace unos meses, con el dolar más bajo, esta diferencia era mayor. ¿Merece la pena importar? ¡Pues sí!

Escrito por Equipo de Pop Thing el 16 de Marzo de 2015 · 04:09 PM

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