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  12 de Febrero de 2013

James & The Shondells: psicodelia

Tommy James & The Shondells, en 1967La pasada Navidad, ING emitió un anuncio por la tele en el que invitaba a los televidentes a pensar, mientras sonaba de fondo 'Crimson & Clover', la genial canción de Tommy James & The Shondells, un número uno del otoño de 1968. El citado anuncio fue un éxito, y lo fue por la música: todo el mundo quería saber de quién era. A nosotros, nos sirvió para recuperar Crystal Blue Symphonies. The Psychedelic Years, un muy buen CD recopilatorio.

Este compacto lo lanzó el sello Rev-Ola en 2009 y es una reedición de dos álbumes completos de Tommy James & The Shondells: Crimson & Clover (enero de 1969, 7º LP del grupo) y Cellophane Symphony (octubre de 1969, 8º LP). Ambos fueron el resultado de un proceso que se había iniciado durante los primeros meses de 1967, con el objetivo de lograr un sonido y un estilo propios para la banda. Hay que ponerse en situación: James y la primera formación del grupo grabaron 'Hanky Panky' en octubre de 1964, en un sello de Niles, Michigan. El disco fue un éxito local (que no regional) hasta febrero de 1965. Un año y tres meses después, en mayo de 1966, un promotor de Pittsburgh encontró un ejemplar del sencillo y lo puso en los bailes que organizaba. De ahí, 'Hanky Panky' saltó a las radios de la ciudad y a las de otras zonas de Pennsylvania. Cuando avisaron a Tommy James de lo que ocurría, los Shondells originales se habían separado, habían seguido con sus vidas y no estaban interesados en volver a tocar. Tommy no tenía grupo y, lo que era peor, no tenía un estilo definido, porque 'Hanky Panky' había sido un golpe de suerte. Cuando fichó por el sello Roulette en el verano de 1966, James tuvo que reclutar a unos nuevos Shondells para poder grabar, a toda prisa, un LP que capitalizase el tremendo éxito del sencillo. El productor que trabajaba en Roulette era Henry Glover, un músico ya maduro, de gran reputación, especializado en el jazz. Aunque también había compuesto 'California Sun' (la de The Rivieras), no era la persona adecuada para encargarse de una banda de pop moderno. Y los Bell Sound Studios de Nueva York tampoco eran los más convenientes para el trabajo: tenían cuatro pistas, pero, en términos de sonido, se habían quedado en los 50...

La situación descrita no pudo corregirse hasta dos álbumes y unos meses más tarde, ya entrado 1967. Tommy James logró estabilizar la formación de sus nuevos Shondells, después de varios cambios rápidos; Mike Vale, Pete Lucia, Eddie Gray y Ron Rosman eran músicos dedicados y con ideas. También consiguió James que Ritchie Cordell y Bo Gentry, los compositores de sus nuevos éxitos, produjesen los discos, con la ayuda del reputado arreglista Jimmy 'Wiz' Wisner. Y, por fin, el nuevo equipo escogió los estudios Allegro para seguir grabando. Eran más modernos y contaban con el técnico Bruce Staple. Todo estaba preparado para el nuevo sonido.

Y así fue. A partir de I Think We're Alone Now (tercer LP, 1967) y, sobre todo, de Gettin' Together (cuarto LP, 67), consideramos que Tommy James & The Shondells dieron con su estilo particular y comenzaron su verdadera evolución. Crimson & Clover y Cellophane Symphony fueron la culminación de ese desarrollo. Para 1969, el grupo componía sus canciones y producía todas las grabaciones. La base de su sonido seguía siendo parecida a la de 1967: pop muy comercial, con mucho gancho, muy bien concebido, muy atractivo, con influencias de la Tamla Motown más progresiva y atrevida (también del soul), todo ello con un envoltorio de psicodelia más cosmética que real, tomada del Sgt. Pepper's y de los conjuntos ingleses del momento. No es música chicle, no es 'Bubblegum Pop', porque James recuerda que Kasenetz y Katz llegaron después, cuando él y Los Shondells ya tenían definida su personalidad. Es pop soleado, elegante, inmediato y a la vez sofisticado, evidente en canciones como 'Crimson & Clover', 'Kathleen McCarthur', la involuntariamente divertida 'I Am A Tangerine' ("Hola banana, soy una mandarina"), 'Do Something To Me', 'Sugar On Sunday', 'Evergreen', 'Sweet Cherry Wine' y otras. Puede que Cellophane Symphony, como álbum, sea algo menos redondo que el otro, pero los dos son discos de primera. Hay que reivindicar la labor de Tommy James & The Shondells porque, en nuestra opinión, grabaron algunos de los mejores LPs de los 60, aunque no se les suela reconocer. Urge darles ya una segunda oportunidad.

Dicho lo anterior, volvamos a la recopilación de Rev-Ola. La subsidiaria de Cherry Red ha tratado con reverencial respeto a los dos álbumes de 1969, reeditándolos tal y como salieron en su día, sin añadidos. No hay temas extra, ni 'singles' que no estuvieran ya en esos dos álbumes, ni rarezas ni versiones alternativas, sólo los contenidos originales de Crimson & Clover y de Cellophane Symphony, en glorioso estéreo. El libreto interior de Joe Foster es discreto, correcto, como si no quisiese hacer sombra a lo verdaderamente importante de este CD: la música.

Extra Bonus Info: quien quiera enterarse de la historia completa de Tommy James & The Shondells, tiene una cita obligada con la biografía del cantante. Se titula Me, The Mob And The Music. One Helluva Ride With Tommy James & The Shondells. James la escribió con Martin Fitzpatrick y se publicó -en inglés- en Scribner (Simon & Schuster, Nueva York), en 2010. Ya ha agotado varias ediciones y no hace mucho que ha salido la versión de bolsillo, con tapa blanda (aunque todavía no es muy complicado hacerse con la de tapa dura). No hay traducción española, así que toca leer en inglés. En este libro de 227 páginas, Tommy cuenta con detalle su vida. Su infancia y adolescencia transcurrieron en Indiana y Michigan, en los Estados Unidos que inspiraron American Graffiti. James se interesó muy pronto por el rock & roll. Cuando 'Hanky Panky' explotó en Pittsburgh, el músico tenía ya varios años de tablas y experiencia, que le sirvieron bien en lo artístico. En lo personal, los sesenta fueron agridulces para Tommy James: se dejó llevar por su éxito masivo y, como él mismo admite, se descuidó en muchos aspectos. Además, Roulette, vinculada con la Mafia a través de la familia Genovese, nunca le pagó los royalties a los que tenía derecho por las ventas y otros conceptos. Según el músico, Morris Levy, el dueño de la compañía, le dejó a deber cuarenta millones de dólares. Este libro no sólo es interesante para los aficionados al pop, también lo es para quienes quieran saber cómo eran en los 60 Manhattan, la industria discográfica o el propio país. Notable.

Escrito por Equipo de Pop Thing el 12 de Febrero de 2013 · 07:42 AM

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