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  6 de Marzo de 2007

Especial Los Brincos y Agustín González (II)

¿Ya sabíais que Manolo González, el bajista de Los Brincos, fue hermano del célebre actor Agustín González? Pues así fue, aunque no es un dato que sea muy conocido. Teniendo en cuenta la relación fraternal, no pudimos menos que preguntar a Manolo cómo era su trato con Agustín y cómo veía éste a Los Brincos. Por descontado, nos lo ha contado todo y de forma tan minuciosa que lo hemos dividido en dos partes y hemos montado un Especial, en homenaje a los dos hermanos. Recuerda que si quieres seguir en orden toda la serie de revelaciones que Manolo González nos hace sobre Los Brincos y su mundo, puedes hacerlo aquí.

Unos sonrientes Brincos, con destino Milán (1965)Manolo González: "A Agustín le agradaba el hecho de que fuéramos reconocidos tanto a nivel popular como a nivel artístico. Fue así como, a pesar de la diferencia de edad (de 14 años) que nos separaba, nos unió algo que compartíamos los dos y que podríamos llamar bohemia. Recuerdo una ocasión en la que Antonio Mingote, que era uno de sus amigos habituales en aquellos años, estaba realizando una película en 8 mm, en plan amateur, en la que aparecía un montón de gente relacionada con el mundo bohemio al que antes aludía. Me invitaron a ir a su casa. Allí todos se conocían, eran amigos personales y les divertía la idea de aparecer en la película que, con un guión escrito por él mismo, estaba montando Antonio Mingote. No recuerdo muy bien cuál era mi papel en la peli de marras. Tan sólo se me quedó grabada una escena en la que yo aparecía acariciando los cuernos de una cabeza de toro con cara de mala uva (¡la mía, no la del toro!). El motivo para verme en situación tan desairada, era la infidelidad de mi mujer en la ficción, que creo que me engañaba con Fernando Gullén, otro de los personajes que aparecían en aquella enloquecida comedia".

"Dejando aparte esa breve e insólita incursión doméstica en el séptimo arte, de manos de Mingote y Cia, el resto de la relación entre Agustín y yo en el terreno artístico ha discurrido por caminos que sólo eventualmente han coincidido. Los Brincos, en cierto modo, estuvimos relacionados en mayor o menor medida, con el mundo del cine. No sólo compusimos música para Marieta o Pepa Flores, sino que también la interpretamos como en el caso de 'La chica ye-ye' de Concha Velasco, en la que colaboramos en la grabación de la base musical y los coros. Tambien grabamos para Coca Cola un 'jingle' en una época en la que esta compañía solía contratar artistas de primera fila para sus anuncios a nivel nacional e internacional. Para nosotros, fue un orgullo que fuéramos requeridos por un firma tan importante para publicitar su producto. No recuerdo si se hizo público en aquel momento nuestro escarceo con la publicidad, pero me consta que todo el mundo sabía de nuestra participación en la campaña, no de una manera oficial, sino oficiosa".

"Posteriormente, trabamos amistad con Juan Antonio Porto y Pedro Olea. Dos pesos pesados en la industria cinematográfica española. Porto, Olea y yo estuvimos especialmente relacionados dada su dedicación al cine y mi afición e interés por todo lo que tuviera que ver con ese oficio. Aunque a Pedro no le veo desde hace mucho tiempo, hablé con él hace un año, con motivo de la muerte de mi hermano Agustín. A Juan Porto, con quien me une una gran amistad, le he visto con más frecuencia y siempre recordamos nuestras vivencias de aquel entonces. Nos gustaba la naturaleza, la ciencia ficción, lo insólito, la historia. Y nos siguen gustando. Gracias a Juan, hice un corto para la Escuela de Cine que dirigía entonces J. Julio Baena. La escuela puso a mi disposición todos sus medios y gente para la realización de dicho corto. Era una historia fantástica en la que tomaban parte como actrices Fedra Lorente (la que luego se casaría con Miguel Morales) y su hermana. Eran muy jóvenes y guapas. Todavía lo son. No había diálogos y la historia era puramente visual. Se rodó en 35 mm. La verdad es que me hubiera gustado tener una copia de aquello, aunque me temo que visto hoy, resultase al final un pequeño engendro..."

"Acabo por dónde empecé, hablando de mi hermano Agustín: sus gustos musicales eran distintos a los míos. Se sentía subyugado por el flamenco, el cante jondo, del que, como mi padre, era experto conocedor. Cantaba y tocaba la guitarra y en todos los saraos en los que estuviera presente, era requerido para que se arrancara por bulerías a la primera de cambio. ¡Y no lo hacía nada mal! De hecho, en alguna película cantó acompañándose con la guitarra. También, pero en menor medida, le gustaba la música clásica, pero no es a Agustín sino a mis hermanos José Luís y Lolita a quienes les debo mi afición por casi todos los autores clásicos".

La apasionante historia de Los Brincos, contada por Manolo, continúa en Pop Thing. No olvides volver de vez en cuando para enterarte de todas las novedades.

Escrito por Equipo de Pop Thing el 6 de Marzo de 2007 · 03:50 PM

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